Mares de Portugal // Portugal seas (by Luis Vioque)

(extractado de un artículo por Josep Vicent Monzó)

No es la primera vez que Luis Vioque viaja a Portugal para encontrar los momentos adecuados para fijar su mirada. En 1992 fue la mágica ciudad de Lisboa la escogida para lograr captar su luz atlántica a través de sencillos y enigmáticas imágenes que nos evocan sus poéticos recuerdos. Fueron los primeros intentos fuera de Madrid, su entorno habitual, donde la mirada del fotógrafo iba perfilando un camino hacia nuevos horizontes. Eran trabajos en los que las inquietudes de su mirada no escapaban de las óptimas influencias de su cercano período de formación y que le ayudaron a encontrar su particular forma de ver, al comprender que la esencia de su trabajo no depende de la importancia del objeto que mira, sino de la intensidad con la que decide compartir cada instante vivido. Su verdadera personalidad trasciende el estilo de narración y su poética se amplifica notablemente.

Sus nuevos planteamientos son transformados sobre pequeños y alargados papeles rectangulares, donde las escenas captadas contienen una aparente naturalidad. Situaciones a lo largo de un recorrido incesante a través de sus conocidos paisajes, donde encuentra el ansiado momento para accionar el obturador de su cámara fotográfica. Sus diminutos hallazgos enloquecen la mirada del observador transportando su conciencia hacia la situación de ese gran mundo que nos rodea y que nos acoge con tanta ternura y mágica benevolencia.

La decisión acertada de viajar por los Mares de Portugal comenzó en mayo de 2001, partiendo desde Oporto hacia el sur. Un segundo viaje, realizado en junio de 2003, desde Tuy y hasta Ayamonte, nos permite ahora la contemplación de una nueva y exquisita selección de estos hermosos y fronterizos espacios abiertos que sólo existen entre las tierras portuguesas y el Atlántico. Las grandes extensiones de arena junto a esos mares que tanto le atraen son una huida consciente de la masificación de las grandes ciudades, mostrando una escasa, pero delicada presencia humana.

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(Excerpted from an article by Josep Vicent Monzo)

It is not the first time Luis Vioque travels to Portugal to find the right times to fix his gaze. In 1992 he was the magical city of Lisbon chosed to pursue the Atlantic to capture its light through simple and enigmatic images that evoke his poetic memories. They were the first attempts outside Madrid, the usual environment, where the eye of the photographer was outlining a path to new horizons. They were works in which the concerns of his eyes did not escape the influences of his nearest optimal training period and that helped him find his own way of seeing, understanding that the essence of his work does not depend on the importance of the object look, but the intensity with which he choose to share every moment lived. His true personality transcends the narrative style and his poetry is amplified significantly.

His new proposals are processed on small and elongated rectangular paper, where the scenes captured contain an apparent naturalness. Situations over a relentless journey through his familiar landscapes, where is the desired time to release the shutter of his camera. His tiny findings madden the eye of the observer carrying his awareness to the plight of this great world around us and welcomed us with such tenderness and benevolence magic.

The right choice of travel by sea to Portugal began in May 2001, starting from Porto to the south. A second trip took place in June 2003, from Tuy and to Ayamonte, let us now contemplate a new and exquisite selection of these beautiful, open spaces border between land only Portugal and the Atlantic. The large expanses of sand next to those seas so much a flight will attract are aware of the overcrowding of large cities, showing a small, yet delicate human presence.