En el trabajo // At work (by Lee Friedlander)

Trabajo. Pasamos la mayor parte de nuestra vida en el trabajo, en una fábrica, una oficina o en algún otro lugar en la línea de montaje de servicios, o comercio.

Durante un período de 16 años, Lee Friedlander capturó trabajadores estadounidenses en lugares tan diversos como fábricas, oficinas, centros de telemarketing y oficinas corporativas. Las imágenes muestran las relaciones entre los objetos, personas y lugares, y reflejan pequeños trozos y pedazos de nuestras vidas, en nuevas, sorprendentes y divertidas formas a veces.

Las fotografías de Friedlander también revelan el secreto del trabajo, que consiste en que el trabajo da forma a aquello en que nos convertimos. A través de la red visual de su lente, somos testigos de los cambios en los trabajadores, en el trabajo y la evolución del lugar de trabajo estadounidense. Aunque Friedlander es conocido por sus músicos de jazz, los paisajes urbanos y los monumentos de piedra -la gente y las cosas que componen el paisaje social estadounidense- los trabajadores se convirtió en un tema permanente.

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Work. We spend the better part of our lives on the job, in a factory, an office or somewhere else in the assembly line of service and commerce.

Over a period of 16 years, Lee Friedlander captured American workers in locations as diverse as factories, offices, telemarketing centers and corporate offices. The images show the relationships between objects, people and places and reflect the mundane bits and pieces of our lives new, surprising and sometimes humorous ways.

Friedlander’s photographs also reveal the secret of work, which is that work shapes who we become. Through the visual net of his lens, we witness changes in workers, in work and the evolution of the American workplace. Though Friedlander is known for his jazz musicians, urban landscapes and stone memorials -the people and things that make up the American social landscape – workers became an ongoing subject.

Las pequeñas pantallas // The little screens (by Lee Friedlander, 2001)

“Las pantallas pequeñas” es uno de los primeros trabajos respetados e influyentes de Lee Friedlander, que nunca antes se había reunido en su totalidad. El título del libro se refiere a las pantallas de televisión ubicadas en habitaciones de motel y otras salas indescriptibles con un carácter de difusión anónimo, de todo el país durante la década de 1960. Cada pantalla transmite vívidamente imágenes de los iconos de la cultura popular, figuras políticas, o celebridades menores de aquellos tiempos. Los ambientes son habitaciones-fantasma iconográficas llenas de muebles sencillos sin personalidad, habitaciones que podrían ser y son, en cualquier lugar y en todas partes.

“Las pantallas pequeñas” y sus ambientes tejen el relato de un ambulante fotógrafo en movimiento a través del paisaje de la década de 1960 en los Estados Unidos, y la melancolía, a veces cómica calidad de vida vivida en la carretera. Ellas proporcionan una mirada a la década de 1960, como tanta gente la vio: estancados en sus televisores y el parpadeo a lo largo de sus salas de estar. El prólogo del libro fue escrito por el legendario Walker Evans en 1963 después de haber visto las fotografías.

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“The Little Screens” is a revered and influential body of early work by Lee Friedlander, but it has never before been brought together in its entirety. The book’s title refers to the television screens housed in motel rooms and other nondescript rooms of anonymous character spread throughout the country during the 1960s. Each screen vividly transmits images of popular culture icons, political figures, or minor celebrities of the times. The environments are iconographic ghost-rooms filled with bland furniture-rooms without personality, rooms that could be, and are, anywhere and everywhere.

“The Little Screens” and their environments weave a narrative of a peripatetic photographer moving through the landscape of 1960s America, and the melancholy, yet sometimes comic quality of life lived on the road. They provide a look at the 1960s as so many people saw it: beamed into their televisions and flickering across their living rooms. The book’s preface was written by the legendary Walker Evans after he saw the photographs in 1963.

America en coche // America by car (by Lee Friedlander)

Íconos duraderos de la cultura americana, el coche y la carretera permanecen vitales como augurios de aventura y descubrimiento, y un medio por el que disfrutar a gran escala del país. Lee Friedlander es el primer fotógrafo en hacer del coche una verdadera “forma” para la toma de fotografías. Conduciendo a través de la mayor parte de los 50 estados del país en un coche de alquiler común, Friedlander aplicó la presunción brillantemente simple de desplegar el espejo lateral, espejo retrovisor, parabrisas y las ventanillas laterales como un marco dentro del cual registró las excentricidades y obsesiones del país en el cambio de siglo.

Este método permite efectos fascinantes en escorzo, y yuxtaposiciones maravillosas en las que los volantes y paneles de cuero se topan con bares de carretera, moteles, iglesias, monumentos, puentes colgantes, paisajes y, a menudo la imagen propia de Friedlander, a través de tomas por el espejo lateral. Presentado en el formato cuadrado que ha dominado su mirada en las series recientes, y realizado durante la última década, las cerca de 200 imágenes en los Estados Unidos en coche están fácilmente entre lo mejor de Friedlander, llenas de un toque virtuoso y claridad. Estados Unidos nunca ha sido fotografiado tan penetrante e ingenioso como en el último trabajo de Friedlander. Esta edición de América en coche está limitada a 1000 copias y está firmada por Friedlander.

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Enduring icons of American culture, the car and the highway remain vital as auguries of adventure and discovery, and a means by which to take in the country’s vast scale. Lee Friedlander is the first photographer to make the car an actual “form” for making photographs. Driving across most of the country’s 50 states in an ordinary rental car, Friedlander applied the brilliantly simple conceit of deploying the sideview mirror, rearview mirror, the windshield and the side windows as a picture frame within which to record the country’s eccentricities and obsessions at the turn of the century.

This method allows for fascinating effects in foreshortening, and wonderfully telling juxtapositions in which steering wheels, dashboards and leatherette bump up against roadside bars, motels, churches, monuments, suspension bridges, landscapes and often Friedlander’s own image, via sideview mirror shots. Presented in the square crop format that has dominated his look in recent series, and taken over the past decade, the nearly 200 images in America by Car are easily among Friedlander’s finest, full of virtuoso touch and clarity. Never has America been photographed so penetratingly and ingeniously as in Friedlander’s latest body of work. This edition of America by Car is limited to 1000 copies and is signed by Friedlander.